La misiva del Obispo Jorge Alberto Ossa Soto reflexiona sobre la crisis humana, económica y ambiental del territorio diocesano.
La llegada de grandes proyectos energéticos, la bonanza minera y los problemas asociados una crisis de valores en la región son objeto de análisis por parte de Monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, Obispo de la diócesis de Santa Rosa de Osos, en una misiva dirigida a los sacerdotes, religiosos, animadores de evangelización y fieles.
El documento, titulado “Carta Pastoral sobre la situación social en la Diócesis de Santa Rosa de Osos” inicia con una explicación de los motivos que llevaron a su redacción.
En ella, el Obispo señala que le “preocupa la crisis social que estamos viviendo, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, el agua, la minería; así como los grandes proyectos que se avecinan en nuestra Diócesis”, y por ello quiere “reflexionar sobre la importancia de nuestro cuidado para con la tierra y sobre nuestra permanencia en ella”.
De acuerdo con el Prelado, en la región la sed por el dinero y el poder se impone a tal punto que la vida ha perdido valor y a las personas “se les amenaza a muerte por la simple sospecha de ser de otro bando o pensar distinto; se asesina para imponer la ley del terror y apoderarse de los territorios”.
Para Monseñor Ossa Soto, como ciudadanos “nos estamos acostumbrando indolentemente a la maldad y a la crueldad y más doloroso aún, callamos y en silencio enterramos nuestros muertos”.
La pobreza en el Norte, Nordeste y Bajo Cauca antioqueño también es analizada en la carta, donde señala al conflicto como uno de los responsables de la desigualdad. “Campesinos amenazados, involucrados en el conflicto, como los más débiles, han pagado la mayoría de las veces con su propia vida por la defensa y permanencia en sus parcelas”, asegura.
Los campesinos han sido víctimas de una realidad compleja en medio de fenómenos legales e ilegales.
Por un lado, el narcotráfico, su cultura del dinero fácil, las pugnas por el territorio, y por el otro la generación de empleo con sueldos deficitarios, la dedicación de la tierra a la ganadería, la compra excesiva de tierras “ha debilitado la seguridad alimentaria de muchos hogares” y “ha generado desplazamiento y empobrecimiento del campo y sus cabeceras municipales”, dice el Obispo.
El rico territorio de la Diócesis es objeto de ambiciones y, como lo resalta la misiva, los títulos mineros se han extendido de tal manera que “puede decirse que casi la totalidad de nuestra región está distribuida y asignada al mapa minero”.
Ante este panorama, Monseñor Jorge Alberto denuncia que “se avecinan tiempos difíciles, en que bajo la fórmula de la legalidad los campesinos y dueños, pueden ser expropiados y despojados de sus tierras, para pasar a vivir indignamente del paternalismo estatal”.
El territorio diocesano “clama por una economía solidaria y de oportunidades para todos”, dice el escrito, para añadir que “la verdadera responsabilidad social no puede limitarse al mero cumplimiento de la ley”.
Monseñor señala finalmente que “vemos que es posible bajo el sello esperanzador, de la equidad y la justicia, un territorio en que se valore y respete la vida, la dignidad y los bienes de todos y cada persona”.
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