Aprovechando este motivo y uniéndolo a la conmemoración del 8 de marzo, con este mensaje se brindarán elementos para reflexionar sobre la contribución de las mujeres en la construcción social, política, económica, cultural y pastoral, a partir del reconocimiento de su dignidad y la defensa de sus derechos.
De ahí que, en una primera parte de este mensaje, se destacarán algunas orientaciones y enseñanzas del Magisterio Social de la Iglesia durante las últimas cinco décadas, en lo referente a la participación de las mujeres en la Iglesia y en la sociedad, en equilibrio con la participación de los hombres. Por supuesto, este mensaje no alcanza a agotar la gran riqueza de estas enseñanzas, pero recoge algunas que se consideran más representativas.
La segunda parte, ofrecerá elementos para profundizar, desde la antropología cristiana, lo que significa haber sido creados “varones” y “mujeres”, a imagen y semejanza de Dios. Se destacará el principio fundamental de la dignidad humana y se sugerirán aspectos para reflexionar sobre el aporte propio femenino y masculino en la construcción de la Iglesia, la familia y la sociedad.
De esta manera, se reitera el llamado a construir relaciones respetuosas, Armónicas y de colaboración mutua entre hombres y mujeres, como contribución a la generación de una cultura de paz.
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