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abril 13
AFRONTANDO EL DOLOR ANTE LA PÉRDIDA DE UN SER QUERIDO

"La fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte, sino el miedo a la muerte" Epicteto de Frigia (55-135) Filósofo grecolatino.

    

Los seres humanos gracias al lenguaje y a la capacidad de conciencia del "si mismo", podemos entender nuestro lugar en la existencia y dar cuenta de nuestra vida cómo seres consientes de la inevitable transición hacia la muerte. Todos lo viviente inevitablemente muere, todo ser abandona su existencia después de un periodo tiempo de vida. Que seamos consientes no quiere decir que aceptemos esta transición como un evento natural y cotidiano, por el contrario significamos la muerte de los seres queridos y cercanos como un evento en la mayoría de las ocasiones traumático.

Hablamos entonces del "duelo", esa palabra difícil de asimilar en los momentos mas difíciles de la perdida de un ser amado. ¿Qué es el duelo?, ¿cómo se realiza?, ¿en qué nos ayuda? Son preguntas lógicas que aparecen en el tiempo mas desesperado.

El duelo en su definición mas común es "el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida (pérdida de un empleo, pérdida de un ser querido, pérdida de una relación, etc.). Aunque convencionalmente se ha enfocado a la respuesta emocional de la pérdida, el duelo también tiene una dimensión física, cognitiva, filosófica y de la conducta que es vital en el comportamiento humano". De manera mas concreta el duelo "se refiere al conjunto de procesos psicológicos y psicosociales que siguen a la pérdida de una persona con la que el sujeto estaba vinculado afectivamente. (…) el duelo en el sentido más estricto, es el sentimiento ante la pérdida de seres queridos".

Este proceso es experimentado por las personas de modos muy particulares y personales, sin embargo existen características comúnmente identificadas y estudiadas en los seres humanos. Según un artículo publicado en la Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia y escrito por Javier García-Campayo, Psiquiatra del Hospital Universitario Miguel Servet en Zaragoza, existen varios conceptos asociados al duelo, así como clasificaciones psiquiátricas que ayudan a comprender mejor este proceso.

 

CONCEPTOS RELACIONADOS AL DUELO

  • Luto (mourning en inglés) que representa el proceso mediante el que se resuelve el duelo. En realidad, es un proceso psicológico pero, tradicionalmente, en la mayor parte de las culturas, se ha asociado a signos externos (por ejemplo, en occidente, ropa de color negro) que los familiares mostraban durante el tiempo que se suponía que se encontraban inmersos en este proceso. Por ello, representa los aspectos sociales y antropológicos del duelo.
  • Sentimiento de pérdida (bereavement en inglés) que es la situación afectiva predominante en las situaciones de duelo.
  • Elaboración del duelo: Serie de procesos psicológicos que conducen a aceptar la nueva realidad del sujeto.

 

 

CLASIFICACIONES PSIQUIÁTRICAS DEL DUELO

En las dos principales clasificaciones psiquiátricas, el duelo se considera un proceso normal y, por lo tanto, no aparece en ellas. Cuando el duelo es patológico, se asimilaría a un trastorno distinto al trastorno de adaptación que no aparece como tal. Los aspectos específicos en el caso del duelo son:

 

  1. ESTRÉS DESENCADENANTE: En el caso del duelo, la situación estresante es la pérdida de un ser querido. En general, existe un elevado acuerdo entre los clínicos al identificar esta situación de estrés.

     

  2. PERIODO DE TIEMPO ENTRE LA APARICIÓN DEL ESTRÉS Y EL INICIO DE LA SINTOMATOLOGÍA: Este plazo de tiempo en los trastornos de adaptación es arbitrario y no está fundamentado con estudios de investigación, de hecho, en el DSM-IV se requieren tres meses y en la CIE-10 un mes. La razón de exigir un tiempo límite es la necesidad de demostrar que la sintomatología está producida por un factor desencadenante anterior en el tiempo. En el caso del duelo, el malestar psicológico siempre empieza en los primeros días tras el fallecimiento del familiar. A veces, es difícil detectarlo porque el paciente realiza una negación, pero esa necesidad compulsiva de negar el sufrimiento indica que se está produciendo el duelo.

     

  3. CARACTERÍSTICAS DE LOS SÍNTOMAS: La clínica que presenta el individuo con duelo incluye síntomas emocionales (tipo ansiedad, depresión, irritabilidad) y/o alteraciones de conducta, generalmente antisocial, aunque también puede presentar conductas anormales de enfermedad (por ejemplo, somatización del malestar psicológico). Este es el apartado más difícil de diagnosticar, por lo que la fiabilidad entre los clínicos es baja. Las razones que dificultan el diagnóstico del duelo patológico son:
  • Las clasificaciones psiquiátricas no ofrecen una lista de síntomas guía, como en la mayoría de los otros trastornos.
  • La clínica debe ser suficientemente intensa como para no considerarse una reacción vivencial normal, pero no tan severa como para cumplir criterios de otros trastornos psiquiátricos.

     

  1. DURACIÓN MÁXIMA: Las clasificaciones psiquiátricas exigen un tiempo máximo al trastorno de adaptación de 6 meses. Si el paciente sigue presentando malestar después de este período implica que no se ha adaptado a la situación y entonces cumplirá criterios de trastorno depresivo, de ansiedad o de algún otro trastorno psiquiátrico. El duelo, sin embargo, se considera que normalmente dura entre 6 y 12 meses.

 

 

Estos planteamientos aclaran puntos que para las personas comúnmente son causantes de dudas confusiones y debates acerca del duelo, si bien los estudios que se han realizado y las publicaciones al respecto no establecen descripciones definitivas para el proceso del duelo, si aportan claridad frente a algunos comportamientos, conductas, reacciones emocionales y creencias que se manifiestan al respecto. Es importante resaltar aquí, que para muchas de las disciplinas encargadas de abordar esta temática, el duelo no es un proceso anormal de la psicológica humana, pero que en condiciones predisponentes puede llegar a ser patológico y por lo tanto disparar trastornos del estado de ánimo, trastornos por angustia y otras patologías mayores como la depresión.

 

 

El proceso del duelo normal tiene los siguientes componentes:

 

  1. SHOCK: Aparece en los momentos iniciales, y su duración es mayor cuando el suceso es imprevisto. Se asocia a apatía y sensación de estar fuera de la realidad.

     

  2. DESORGANIZACIÓN: Ocurre también al principio. Se acompaña de desesperación y absoluta desestructuración del funcionamiento del individuo en cualquiera de los ámbitos vitales.

     

  3. NEGACIÓN: Es una forma frecuente de reacción ante sucesos inesperados. El individuo espera la llegada o la llamada de la persona desaparecida y actúa como si nada ocurriese.

     

  4. DEPRESIÓN: Representa la progresión a una fase adaptativa más realista. Confirma que el proceso del duelo se está llevando a cabo de forma adecuada.

     

  5. CULPA: Consiste en pensamientos recurrentes, casi obsesivos, en relación a lo que se podría haber hecho para evitar el suceso. También son más frecuentes si no se ha podido despedir del fallecido y si las relaciones con él no eran buenas.

     

  6. ANSIEDAD: Surge ante el miedo, generalmente realista, de los cambios que ocurrirán en la vida del paciente después del suceso (ej. soledad, dificultades económicas, etc.). Es el miedo a tener que sobrevivir sin la persona fallecida porque satisfacía una serie de necesidades.

     

  7. IRA: Puede ir dirigida hacia familiares o amigos que no han "ayudado" durante el suceso o hacia personas que todavía disfrutan de lo que el paciente ha perdido (ej.: otras personas que conservan sus cónyuges o sus hijos). También es habitual que la ira se dirija hacia el personal sanitario (reacción frecuente en plantas oncológicas y en urgencias) o incluso hacia el fallecido por haber abandonado a los supervivientes.

     

  8. RESOLUCIÓN Y ACEPTACIÓN: Ocurre cuando el paciente ha podido adaptarse a la pérdida de la persona y asumir las modificaciones que producirá este suceso en su vida. No siempre se alcanza esta fase.

     

 

Como norma general se acepta que el duelo normal dura entre 6 y 12 meses. Algunos síntomas perduran durante más de 2 años y ciertos sentimientos y conductas pueden persistir toda la vida. La fase más aguda debe resolverse entre el primer y el segundo mes. Para entonces, debe haberse recuperado el apetito, el sueño y la capacidad de trabajar. El psiquiatra Javier García-Campayo nos presenta una forma básica de identificar cuando un duelo se desarrollo como un proceso normal y cuando se convierte en una manifestación patológica ante la perdida de seres queridos.

 

La muerte de un ser querido es una experiencia amarga. El duelo es el conjunto de reacciones de tipo físico, emocional y social que se producen por el fallecimiento de una persona próxima y que pueden oscilar desde un sentimiento transitorio de tristeza hasta una sensación de desgarro y de desolación completa, que, en los casos más graves, puede durar años e incluso toda la vida (Echeburúa, 2004). El proceso de duelo supone una reacción adaptativa ante la muerte de un ser querido, que obliga al sujeto afectado a rehacer su vida desde una perspectiva diferente. En realidad, el duelo es el proceso de asimilar una pérdida (Pérez Cuesta y Nicuesa, 1999). Los recursos desplegados para superar el duelo constituyen un reflejo del instinto de supervivencia para hacer frente a las dificultades de la vida.

 

Así mismo hay unas recomendaciones fundamentales para atravesar estos procesos de manera adecuada y beneficiosa para las personas. Entre ellas se sugiere:

 

La expresión abierta de los sentimientos. Los sentimientos reprimidos siempre acaban saliendo pero más tarde, de forma más compleja y con tendencia a la cronificación (empeoramiento). Tampoco hay que caer en el otro extremo de hablar continuamente del difunto. Por tanto, el tema no debe ser tabú ni demasiado frecuente, pero cuando se hable se puede profundizar en él. Tampoco hay que insistir tanto en que se hable de sentimientos que terminen en culpa por no expresarlos.

Es importante compartir sentimientos y recuerdos sobre el muerto con personas que le hayan conocido. Este hecho facilita recomponer la imagen interna del fallecido e interiorizarlo como una experiencia valiosa que nos acompañará siempre. Como ejemplo, en Japón, los amigos del fallecido se reúnen periódicamente para hablar de él en forma de homenaje.

 

Otros autores nos presentan las estrategias a seguir para desarrollar un proceso de duelo normal

 

 

Finalmente se recomienda consultar son un profesional de la salud mental, que le pueda dar acompañamiento y orientación en estas situación, de modo que las personas puedan fortalecer o adquirir estas estrategias.

 

Nota del artículo: el presente artículo es una compilación de diferentes estudios realizados sobre el tema, las perspectivas y construcciones conceptuales son propias de los autores en los trabajos referenciados.

 

REFERENCIAS Y NET GRAFÍA

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