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junio 22
¿QUÉ ES LA ORIENTACIÓN VOCACIONAL?

 

“El futuro también existe actualmente en la persona, bajo la forma de ideales, esperanzas, deberes, tareas, planes, objetivos, potencialidades no realizadas, misión, hado, destino, etc.”
Abraham H. Maslow
 
La orientación vocacional permite explorar e identificar creencias, percepciones, emociones, pensamientos y actividades que manifiestan y realizan los estudiantes durante su formación académica, profesional, personal, familiar y espiritual.
 
La Orientación Vocacional también es un medio por el cual se puede ayudar a definir la elección profesional de una persona. A través del asesoramiento y otras herramientas como la aplicación de pruebas estandarizadas, se pueden reconocer las habilidades más sobresalientes y las áreas del saber en las cuales una persona puede tener mayores probabilidades de éxito según sus preferencias e intereses.
 
Existen muchas inquietudes que se generan al momento de explorar la vocación de una persona, por ejemplo, ¿Qué carrera estudiar?, ¿En qué Universidad?, ¿Cómo obtener los diferentes recursos necesarios?, entre otras. La orientación vocacional permite explorar alternativas que ayuden a reflexionar al respecto de estas cuestiones y buscar posibilidades para reunir los recursos personales, económicos e intelectuales necesarios para lograr una elección realista.
 
La orientación vocacional también es una estrategia que permite fortalecer la correcta toma de decisiones de las personas en la formulación y ejecución de su proyecto de vida personal y profesional. Esta estrategia se vale del reconocimiento que hacen las personas de cada una de sus preferencias, competencias y posibilidades individuales.
 
Beneficios de la orientación vocacional:
 
      Permite sensibilizar a las personas acerca de la importancia del proyecto de vida personal.
      Orienta y fortalece los procesos de formación personal para la gestión adecuada del proyecto de vida y las elecciones futuras en lo profesional, social y familiar.
      Permite en las personas, reconocer sus aptitudes, capacidades y las posibilidades de potencialización dé cada una de estas.
      Aporta información acerca de la elección de carrera y las opciones que hay en educación superior.
      Ayuda a definir el interés profesional en relación a los perfiles de los estudiantes.
      Fortalece la motivación de las personas frente al ingreso y continuidad académica en los diferentes programas técnicos tecnológicos, pregrados y postgrados.
      Permite en los estudiantes procesos de identificación y reflexión sobre la identidad personal, las relaciones interpersonales y familiares, así como la pertenencia a ambientes educativos que contribuyan a su formación integral, a través de estrategias que permitan un cambio de posición frente a la propia vida y el encuentro con los demás.
      Identifica las diferentes creencias, pensamientos, emociones, percepciones y actividades que evidencian los estilos y sentidos de vida de los estudiantes.
      Promueve la participación de los estudiantes en actividades que complementen y potencialicen sus recursos, para generar una identidad sólida y adaptable a la realidad social e interpersonal del ambiente educativo.
      Involucra a los estudiantes en procesos de reconocimiento y auto aceptación, como principio fundamental de la responsabilidad personal y social que lleva cada, de cara al compromiso profesional, social y existencial que implica la formación educativa para la vida profesional o laboral.
      Educa a los estudiantes sobre los factores de riesgo que coartan el encuentro con el otro en la educación a nivel personal, relacional, familiar y social, así como de aquellos factores de apoyo que fortalecen e impulsan las potencialidades psicológicas, cognitivas, emocionales y comportamentales necesarias para adquirir madurez y estabilidad psico-social.
      Fomenta actitudes comunitarias de convivencia, participación y sentido de pertenencia, por medio de la promoción del trabajo cooperativo y solidario, así como del uso del dialogo y la comunicación efectiva y eficaz.
mayo 18
TOMA DE DECISIONES (ELECCIÓN Y FILOSOFÍA PERSONAL PARA ENCONTRAR EL SENTIDO DE VIDA)

Las personas recolectan la información a nivel cognitivo y emocional para tomar sus decisiones de vida, sin embargo, este proceso no siempre es realizado de manera funcional y completa. Preguntas como: ¿Qué quiero estudiar?, ¿quién soy para los demás?, ¿cambio o no de trabajo?... pueden parecer de mayor o menor valor para las personas, sin embargo son preguntas que hacen parte de la cotidianidad de todo ser humano y que ponen en juego la toma de decisiones vitales para las personas, pues hacen parte de un sinfín de situaciones y vivencias que orientan el darle sentido a la propia vida. Desde la perspectiva psicológica del sentido de vida se habla de los conceptos de decisión, libertad y elección como dimensiones humanas que orientan a la persona hacia su bienestar, cada una de ellas vividas particular e integradamente en la experiencia de vida de las personas.

LA PERSPECTIVA DEL CONTEXTO

No es posible pensar los conceptos de decisión, libertad y elección sin tener un contexto que les dé forma y los moldee a los momentos de experiencia de las personas. En el momento actual la existencia humana se encuentra atravesada y abordada por múltiples concepciones del conocimiento científico (psicológicas, filosóficas, antropológicas y sociológicas, entre otras), todas ellas buscan dar respuestas sobre el sentido que le dan las personas a sus vidas, así como describir cual es el camino a recorrer para encontrar la respuesta frente a la existencia y el sentido de vida.

En nuestra sociedad actual responder a la pregunta ¿quién soy? Supone un gran desafío al auto conocimiento y el reconocimiento por parte de las personas que nos rodean pues según algunos de los autores que abordan este tema "La gente vive en un vacío existencial que se manifiesta sobre todo en el aburrimiento (…), dado que la gran enfermedad de nuestro tiempo es la carencia de objetivos, el aburrimiento, la falta de sentido y de propósito". El vacío existencial es un elemento central en la pérdida del sentido de vida, las persona cada vez se definen a sí mismas en relación a lo que tienen, a donde pertenecen, a lo que hacen o lo que pueden conseguir, mas no se definen por lo que realmente son, por su propio ser y existir.

LA CLAVE DE LA DECISIÓN

Decidir es una acción que según diferentes autores como lo que se presentan a continuación, aterriza el contexto de la existencia humana y el sentido de vida.

Quien no puede decidir o no quiere arriesgarse a hacerlo, sufre de un gran vacío existencial, el cual se llena con productos, tecnologías, dinero, bienes materiales y actividades sociales basadas en el consumo. Las personas que no pueden decidir pierden la capacidad de ser autónomas y sus decisiones son tomadas por otros desde el afuera, desde la conveniencia ajena, mientras tanto las personas que no quieren tomar decisiones padecen un apetito insaciable por quererlo todo, pues entender que decidir también es renunciar a lo que se elige, es intolerable, entonces buscan tenerlo todo alimentando una falsa sensación de capacidad de elección que no es más que la necesidad imperante de llenar el vacío que deja la incapacidad e decidir. Saber decidir implica dar valor a lo que se es y lo que se quiere para el propio bienestar. Las personas con grandes inseguridades a nivel emocional y psicológico, presentan fuertes dificultades para tomar decisiones así como para renunciar a las alternativas que se le presenten, de ahí que no puedan satisfacer sus necesidades de bienestar y realización como personas. La mejor decisión que se puede tomar para dar sentido a nuestra vida es aquella que se toma desde la convicción de que el bienestar personal es posible, que la renuncia a las demás alternativas de elección es sano para que la persona pueda enfocar sus objetivos y metas sin distracción, desvío o saturación y que finalmente el entendimiento de la toma de decisiones es un proceso continuo de abrir nuevas posibilidades y alternativas, es decir, con cada decisión tomada se abren las puertas para tomar nuevas decisiones y elegir mayores y mejores alternativas.

LA CLAVE DE LA LIBERTAD

Cuando las personas no pueden decidir sobre sí mismas ni sobre sus vidas pierden libertad, se vuelven esclavas de otras personas o bien de sí mismas, de sus propias pasiones, deseos, adiciones y manías. Las personas libres por el contrario son aquellas que pueden tomar decisiones, lo hacen de una manera constructiva para sus vidas y lo hacen basadas en alternativas y posibilidades reales. Muchas veces el vacío existencial de las personas actúa como una aspiradora de elementos elegidos sin sentido, que envuelve a las personas en un círculo interminable de incapacidad para elegir libremente. Los medios masivos de publicidad y mercadeo explotan ese vació que hay en la vida de las personas y lo convierten en un foco de venta de necesidades creadas e irreales, que hacen que las personas compren, consuman y vivan solo con la orientación del sentido que da el mercado, los medios y las organizaciones de poder. El efecto que esto crea en las personas va más allá de su comportamiento, por que las personas comienzan a experimentar angustias a nivel emocional y mental, valoran solo su ser en referencia a sus cadenas de consumo y no frente la capacidad de buscar la propia satisfacción. La libertad solo es posible si se puede decidir y escoger, solo se puede decidir y escoger, si hay oportunidades, alternativas y posibilidades, las oportunidades, alternativas y posibilidades solo se crean a través del sentido que le damos a nuestra existencia, solo le podemos dar sentido a nuestra existencia y vida, si tenemos la posibilidad de decidir, escoger y elegir libremente.

LA CLAVE DEL SENTIDO

Si alguien tiene opciones de vida y es libre para elegir entre ellas, entonces pude orientar esas decisiones y su libertad hacia objetivos que lo lleven a darle sentido a su vida. Pero como todo en la realidad humana, dar sentido a lo que se hace, se vive y se es, hace parte de un proceso que atraviesa etapas, cada una indispensable para llegar al final del ciclo y renovarlo en una nueva espiral.

A continuación se presentan los elementos fundamentales para lograr atravesar o realizar el proceso de lograr el sentido de vida:

Lo primero que se busca es definir la propia existencia, reconocernos como humanos y personas que se debaten entre lo que es común a toda la humanidad y lo que nos hace particulares dentro de la misma, luego se pasa a definir lo que se es en términos de lo que es necesario hacer, obtener y crear para que generar satisfacciones suficientes que permitan una personalidad auto aceptada, una mentalidad sana y una experiencia subjetiva de la calidad de vida, si bien el placer que esto genera es un motivante para seguir en el camino del sentido, muchos otros aspectos de la realidad humana pueden aparecer como placeres que obstaculizan o bloquean el encuentro con el sentido de vida, de ahí la importancia de sobreponer la voluntad sobre el placer, no todo lo placentero da sentido a la vida, pero todo lo que se hace con voluntad genera placer y sentido.

Reconocer el sentido de la propia existencia y poner la voluntad sobre el placer genera bienestar, se podría decir en un sentido más extenso, se genera "bien-estar, bien-ser y bien-vivir". Esto también es alcanzar la madurez mental para orientar la vida hacia objetivos de bien para la persona, más allá de necesidades impuestas por el consumo y la búsqueda desaforada de placeres que limitan la libertad y esclavizan la voluntad. Es por esto que no se deben confundir los medios con el sentido, tener cosas, poder adquirir cosas, tener capacidad económica, tener un trabajo, tener estatus social, son solo medios que permiten alcanzar el sentido de vida, si la persona no renuncia a su libertad, si no deteriora su salud mental y emocional, y si no pierde la noción fundamental de su existencia, es decir si no permite que los medios le generen un vacío existencial.

LECTURAS RECOMENDADAS

  • El hombre en busca de sentido. Viktor Frankl.
  • El miedo a la libertad. Erich Fromm.
  • La persona humana desde el punto de vista psicológico. Honorio Delgado.
abril 13
AFRONTANDO EL DOLOR ANTE LA PÉRDIDA DE UN SER QUERIDO

"La fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte, sino el miedo a la muerte" Epicteto de Frigia (55-135) Filósofo grecolatino.

    

Los seres humanos gracias al lenguaje y a la capacidad de conciencia del "si mismo", podemos entender nuestro lugar en la existencia y dar cuenta de nuestra vida cómo seres consientes de la inevitable transición hacia la muerte. Todos lo viviente inevitablemente muere, todo ser abandona su existencia después de un periodo tiempo de vida. Que seamos consientes no quiere decir que aceptemos esta transición como un evento natural y cotidiano, por el contrario significamos la muerte de los seres queridos y cercanos como un evento en la mayoría de las ocasiones traumático.

Hablamos entonces del "duelo", esa palabra difícil de asimilar en los momentos mas difíciles de la perdida de un ser amado. ¿Qué es el duelo?, ¿cómo se realiza?, ¿en qué nos ayuda? Son preguntas lógicas que aparecen en el tiempo mas desesperado.

El duelo en su definición mas común es "el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida (pérdida de un empleo, pérdida de un ser querido, pérdida de una relación, etc.). Aunque convencionalmente se ha enfocado a la respuesta emocional de la pérdida, el duelo también tiene una dimensión física, cognitiva, filosófica y de la conducta que es vital en el comportamiento humano". De manera mas concreta el duelo "se refiere al conjunto de procesos psicológicos y psicosociales que siguen a la pérdida de una persona con la que el sujeto estaba vinculado afectivamente. (…) el duelo en el sentido más estricto, es el sentimiento ante la pérdida de seres queridos".

Este proceso es experimentado por las personas de modos muy particulares y personales, sin embargo existen características comúnmente identificadas y estudiadas en los seres humanos. Según un artículo publicado en la Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia y escrito por Javier García-Campayo, Psiquiatra del Hospital Universitario Miguel Servet en Zaragoza, existen varios conceptos asociados al duelo, así como clasificaciones psiquiátricas que ayudan a comprender mejor este proceso.

 

CONCEPTOS RELACIONADOS AL DUELO

  • Luto (mourning en inglés) que representa el proceso mediante el que se resuelve el duelo. En realidad, es un proceso psicológico pero, tradicionalmente, en la mayor parte de las culturas, se ha asociado a signos externos (por ejemplo, en occidente, ropa de color negro) que los familiares mostraban durante el tiempo que se suponía que se encontraban inmersos en este proceso. Por ello, representa los aspectos sociales y antropológicos del duelo.
  • Sentimiento de pérdida (bereavement en inglés) que es la situación afectiva predominante en las situaciones de duelo.
  • Elaboración del duelo: Serie de procesos psicológicos que conducen a aceptar la nueva realidad del sujeto.

 

 

CLASIFICACIONES PSIQUIÁTRICAS DEL DUELO

En las dos principales clasificaciones psiquiátricas, el duelo se considera un proceso normal y, por lo tanto, no aparece en ellas. Cuando el duelo es patológico, se asimilaría a un trastorno distinto al trastorno de adaptación que no aparece como tal. Los aspectos específicos en el caso del duelo son:

 

  1. ESTRÉS DESENCADENANTE: En el caso del duelo, la situación estresante es la pérdida de un ser querido. En general, existe un elevado acuerdo entre los clínicos al identificar esta situación de estrés.

     

  2. PERIODO DE TIEMPO ENTRE LA APARICIÓN DEL ESTRÉS Y EL INICIO DE LA SINTOMATOLOGÍA: Este plazo de tiempo en los trastornos de adaptación es arbitrario y no está fundamentado con estudios de investigación, de hecho, en el DSM-IV se requieren tres meses y en la CIE-10 un mes. La razón de exigir un tiempo límite es la necesidad de demostrar que la sintomatología está producida por un factor desencadenante anterior en el tiempo. En el caso del duelo, el malestar psicológico siempre empieza en los primeros días tras el fallecimiento del familiar. A veces, es difícil detectarlo porque el paciente realiza una negación, pero esa necesidad compulsiva de negar el sufrimiento indica que se está produciendo el duelo.

     

  3. CARACTERÍSTICAS DE LOS SÍNTOMAS: La clínica que presenta el individuo con duelo incluye síntomas emocionales (tipo ansiedad, depresión, irritabilidad) y/o alteraciones de conducta, generalmente antisocial, aunque también puede presentar conductas anormales de enfermedad (por ejemplo, somatización del malestar psicológico). Este es el apartado más difícil de diagnosticar, por lo que la fiabilidad entre los clínicos es baja. Las razones que dificultan el diagnóstico del duelo patológico son:
  • Las clasificaciones psiquiátricas no ofrecen una lista de síntomas guía, como en la mayoría de los otros trastornos.
  • La clínica debe ser suficientemente intensa como para no considerarse una reacción vivencial normal, pero no tan severa como para cumplir criterios de otros trastornos psiquiátricos.

     

  1. DURACIÓN MÁXIMA: Las clasificaciones psiquiátricas exigen un tiempo máximo al trastorno de adaptación de 6 meses. Si el paciente sigue presentando malestar después de este período implica que no se ha adaptado a la situación y entonces cumplirá criterios de trastorno depresivo, de ansiedad o de algún otro trastorno psiquiátrico. El duelo, sin embargo, se considera que normalmente dura entre 6 y 12 meses.

 

 

Estos planteamientos aclaran puntos que para las personas comúnmente son causantes de dudas confusiones y debates acerca del duelo, si bien los estudios que se han realizado y las publicaciones al respecto no establecen descripciones definitivas para el proceso del duelo, si aportan claridad frente a algunos comportamientos, conductas, reacciones emocionales y creencias que se manifiestan al respecto. Es importante resaltar aquí, que para muchas de las disciplinas encargadas de abordar esta temática, el duelo no es un proceso anormal de la psicológica humana, pero que en condiciones predisponentes puede llegar a ser patológico y por lo tanto disparar trastornos del estado de ánimo, trastornos por angustia y otras patologías mayores como la depresión.

 

 

El proceso del duelo normal tiene los siguientes componentes:

 

  1. SHOCK: Aparece en los momentos iniciales, y su duración es mayor cuando el suceso es imprevisto. Se asocia a apatía y sensación de estar fuera de la realidad.

     

  2. DESORGANIZACIÓN: Ocurre también al principio. Se acompaña de desesperación y absoluta desestructuración del funcionamiento del individuo en cualquiera de los ámbitos vitales.

     

  3. NEGACIÓN: Es una forma frecuente de reacción ante sucesos inesperados. El individuo espera la llegada o la llamada de la persona desaparecida y actúa como si nada ocurriese.

     

  4. DEPRESIÓN: Representa la progresión a una fase adaptativa más realista. Confirma que el proceso del duelo se está llevando a cabo de forma adecuada.

     

  5. CULPA: Consiste en pensamientos recurrentes, casi obsesivos, en relación a lo que se podría haber hecho para evitar el suceso. También son más frecuentes si no se ha podido despedir del fallecido y si las relaciones con él no eran buenas.

     

  6. ANSIEDAD: Surge ante el miedo, generalmente realista, de los cambios que ocurrirán en la vida del paciente después del suceso (ej. soledad, dificultades económicas, etc.). Es el miedo a tener que sobrevivir sin la persona fallecida porque satisfacía una serie de necesidades.

     

  7. IRA: Puede ir dirigida hacia familiares o amigos que no han "ayudado" durante el suceso o hacia personas que todavía disfrutan de lo que el paciente ha perdido (ej.: otras personas que conservan sus cónyuges o sus hijos). También es habitual que la ira se dirija hacia el personal sanitario (reacción frecuente en plantas oncológicas y en urgencias) o incluso hacia el fallecido por haber abandonado a los supervivientes.

     

  8. RESOLUCIÓN Y ACEPTACIÓN: Ocurre cuando el paciente ha podido adaptarse a la pérdida de la persona y asumir las modificaciones que producirá este suceso en su vida. No siempre se alcanza esta fase.

     

 

Como norma general se acepta que el duelo normal dura entre 6 y 12 meses. Algunos síntomas perduran durante más de 2 años y ciertos sentimientos y conductas pueden persistir toda la vida. La fase más aguda debe resolverse entre el primer y el segundo mes. Para entonces, debe haberse recuperado el apetito, el sueño y la capacidad de trabajar. El psiquiatra Javier García-Campayo nos presenta una forma básica de identificar cuando un duelo se desarrollo como un proceso normal y cuando se convierte en una manifestación patológica ante la perdida de seres queridos.

 

La muerte de un ser querido es una experiencia amarga. El duelo es el conjunto de reacciones de tipo físico, emocional y social que se producen por el fallecimiento de una persona próxima y que pueden oscilar desde un sentimiento transitorio de tristeza hasta una sensación de desgarro y de desolación completa, que, en los casos más graves, puede durar años e incluso toda la vida (Echeburúa, 2004). El proceso de duelo supone una reacción adaptativa ante la muerte de un ser querido, que obliga al sujeto afectado a rehacer su vida desde una perspectiva diferente. En realidad, el duelo es el proceso de asimilar una pérdida (Pérez Cuesta y Nicuesa, 1999). Los recursos desplegados para superar el duelo constituyen un reflejo del instinto de supervivencia para hacer frente a las dificultades de la vida.

 

Así mismo hay unas recomendaciones fundamentales para atravesar estos procesos de manera adecuada y beneficiosa para las personas. Entre ellas se sugiere:

 

La expresión abierta de los sentimientos. Los sentimientos reprimidos siempre acaban saliendo pero más tarde, de forma más compleja y con tendencia a la cronificación (empeoramiento). Tampoco hay que caer en el otro extremo de hablar continuamente del difunto. Por tanto, el tema no debe ser tabú ni demasiado frecuente, pero cuando se hable se puede profundizar en él. Tampoco hay que insistir tanto en que se hable de sentimientos que terminen en culpa por no expresarlos.

Es importante compartir sentimientos y recuerdos sobre el muerto con personas que le hayan conocido. Este hecho facilita recomponer la imagen interna del fallecido e interiorizarlo como una experiencia valiosa que nos acompañará siempre. Como ejemplo, en Japón, los amigos del fallecido se reúnen periódicamente para hablar de él en forma de homenaje.

 

Otros autores nos presentan las estrategias a seguir para desarrollar un proceso de duelo normal

 

 

Finalmente se recomienda consultar son un profesional de la salud mental, que le pueda dar acompañamiento y orientación en estas situación, de modo que las personas puedan fortalecer o adquirir estas estrategias.

 

Nota del artículo: el presente artículo es una compilación de diferentes estudios realizados sobre el tema, las perspectivas y construcciones conceptuales son propias de los autores en los trabajos referenciados.

 

REFERENCIAS Y NET GRAFÍA

 

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